Un luchador imprescindible

 

Antonio Cortina fue uno de los fundadores de la AJB, allá por junio de 1960, y por ser consecuente a los intereses de las y los trabajadores sufrió varias persecuciones a lo largo de su extensa carrera.

Muchos fueron los cargos que ocupó a lo largo de sus 88 años de existencia, pero sin embargo, las y los judiciales que hacen de la militancia su forma de vida siempre lo recordarán como una persona íntegra siendo abogado ad-honorem de la AJB y no claudicar en su militancia hasta el final de sus días.

En una entrevista que se le realizó en el año 2011 por el periodista Arturo M. Lozza y que se convirtió en un pequeño libro titulado “Reflexiones desde las entrañas del Poder Judicial”, Cortina afirmó sin eufemismos: “Estoy orgulloso de pertenecer a la Federación Judicial Argentina y a la Asociación Judicial Bonaerense y hago votos porque las dos, y la CTA, conserven intacto el principio de la autonomía de la democracia interna y de los principios de la clase trabajadora”.

Como secretario general de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de La Plata, en el año 1998 y en plena vigencia de las leyes de impunidad, realizó la presentación ante la Cámara Federal platense de una acción judicial tendiente a materializar el derecho a la verdad de los familiares y del conjunto de la sociedad. El 21 de abril de ese mismo año, el Tribunal resolvió favorablemente el pedido y el 30 de octubre se iniciaron las audiencias del proceso que se conocería como “juicios por la verdad”.

También fue un férreo defensor del IOMA y el IPS, “organizaciones que existen por el aporte económico de la clase trabajadora” y por lo cual peleó para que ambas administraciones estuviesen en manos de los y las trabajadoras con participación del Estado y no al revés como sucede en la actualidad, logrando la inclusión de dos artículos que consagran los principios de la seguridad social en la provincia de Buenos Aires.