Ante pueblos arrasados y perdidas de vida

Las aguas bajan turbias

Me expreso desde la indignación que me ha generado las recientes inundaciones, particularmente las de La Plata, donde resido. La mayoría de los que opinan por radio, televisión, medios escritos, explican la “catástrofe climática”, su magnitud extraordinaria y así lo presentan como algo inevitable.

dos

No hubo alerta metereológico (proyectan por TV varios días,
pero no tienen capacidad tecnológica radarizada de última generación que brinde información certera).

Durante la tarde-noche del 2 de abril los vecinos estuvimos librados a la ayuda espontánea de otros vecinos (solidaridad), los autos eran arrastrados por las aguas, los pasajeros en los colectivos permanecieron durante más de 12 horas sin atención, mientras tanto la correntada por las anchas avenidas ( 520 y 19 ) arrasaban con todo y cuándo digo con todo, con hasta hoy 51 vecinos muertos (reconocidos oficialmente), las aguas que bajaban turbias se llevaron recuerdos, muebles, ropa,  libros, cuadernos de los pibes y, en los edificios construidos recientemente con el brillo de escaleras doradas y balcones luminosos, levantados como parte de la especulación financiera, se inundaban sus cocheras y sus balcones, obligando a los recientes propietarios a tener que abandonarlos.

Las bocas de tormenta, bien gracias; la basura  no recolectada se acumulaba grotescamente, así el agua crecía a 1.40 m, en  otros a 1.70 m. ¿Dónde estaban los gomones de los bomberos?, parece que hay uno sólo para toda la ciudad.

Podría seguir enumerando una larga letanía de infinitas improvisaciones de los responsables  de cuidar la seguridad de los ciudadanos, pero prefiero reflexionar sobre lo dicho por nuestra Presidenta, que recorría su barrio y hacía saber que hace más de 50 años las aguas turbias del arroyo El Gato se metían en su casa,  como en esta noche desgraciada. Pasaron tantos años, muchos gobernantes, algunos de dictaduras genocidas, pero otros elegidos democráticamente, todos pagaron cientos de miles de millones de dólares de deuda externa, salvaron a los bancos en la crisis del 2001, es más, ahora también le vamos a pagar a los
“ fondos buitres” porque así lo ordena la  Corte de Nueva York.  Pero las aguas siguen bajando turbias, en el arroyo El Gato.

Los Macri, los Scioli, los Bruera y los Mariotto siguen cumpliendo a rajatabla  con las indicaciones  del MERCADO, la prioridad es resolver el funcionamiento de un supuesto “capitalismo serio”, que garantice el circuito virtuoso del crecimiento y el derrame.

Mi indignación se ve sólo mitigada porque a pesar de los genocidas, de los fondo monetaristas y/o gerentes  que desde los máximos niveles del poder político nos vienen hablando todos los días del equilibrio de las cuentas públicas, del individualismo progresista, o de la ayuda clientelar, no nos han quebrado, la gente (pueblo) está mejor que los dirigentes.  Hay que organizar la esperanza, indignados, pero organizar esa extraordinaria demostración de solidaridad, que salvó vidas y  bienes materiales y que hoy en una inmensa cadena humana acumulan colchones, ropa, muebles, libros, juguetes y abrazan a quienes perdieron a sus viejos, a sus hermanos o a sus hijos.

Para que las aguas del arroyo el gato no sigan bajando turbias los proximos 50 años, hay que cambiar  este modelo económico  que solo nos deja pueblos arrasados  y perdidas de vida.

Unidad, movilizacion y lucha es el camino.

La Plata,  5 de abril de 2013.

Víctor Mendibil

 

 

 

 

 

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