SECRETARÍA DE GÉNEROS

Día Mundial para la Prevención del Abuso a Niños, Niñas y Adolescentes

En esta jornada de reflexión acerca del abuso a niños, niñas y adolescentes, desde la AJB alertamos sobre la utilización de la justificación perversa del SAP en fallos y procesos judiciales.

Noalmaltrato

Desde el año 2000, cada 19 de noviembre se lleva a cabo a nivel mundial una jornada de reflexión sobre los millones de niños, niñas y adolescentes que sufren abuso, entendiendo como tal a cualquier forma de violencia o maltrato, incluso cuando es cometido por padres, madres o cualquier persona que deba velar por las y los menores.

Según estadísticas elaboradas por el Programa “Las víctimas contra las violencias” del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de La Nación, el 87,9 por ciento de las víctimas de violencia sexual en la infancia son niñas y adolescentes mujeres. Una de cada cinco mujeres y uno de cada trece varones declararon haber sufrido abuso sexual en la infancia. Asimismo, 9 de cada 10 agresores se identificaron con el género masculino y los casos en más del 50% se desarrollaron en el ámbito del hogar.

Débora Bertone, Secretaria de Género de AJB manifestó que “Estas cifras alarmantes dan cuenta de la urgencia y de la necesidad de abordar esta problemática, y que además sea desde una perspectiva de género, contemplando la doble condición de vulnerabilidad en la que se encuentran las niñas y adolescentes mujeres y disidencias, víctimas de abuso sexual”.

Por otra parte, Osvaldo Fernández Santos, Perito Oficial del Poder Judicial e integrante de la Comisión de Peritos de la AJB, expresó que “El incesto paterno-filial es el modo dominante del abuso sexual contra niños, niñas, y adolescentes. Configura el prototipo de la crueldad. En su consumación se condensa toda la densidad de la producción de sufrimiento hacia el otro indefenso y la indiferencia ante el dolor de la víctima. Constituye el grado más elevado de violencia desubjetivizante, la experiencia traumática de mayor poder desestructurante para quien la padece, porque no se trata de cualquier sufrimiento sino del ocasionado por un ser significativo. No en vano en su prohibición, junto a la interdicción del asesinato, se halla el origen de la Cultura. En toda cultura rige una pautación que, ante la irreductible asimetría de poderes y saberes existentes entre adultos y niñas y niños, establece una restricción a la apropiación del cuerpo de estos últimos por parte de quienes detentan el poder”.

La Ley 26.061 de “Protección integral de los derechos de niños, niñas y adolescentes” configuró un cambio de paradigma poniendo la voz y el interés superior de niñas y niñas por sobre las decisiones discrecionales y muchas veces criminalizantes de la Justicia.

Una de los temas que la Secretaría de Géneros e Igualdad de Oportunidades de la AJB ha trabajado fuertemente en las jornadas de formación, es la aplicación del constructo –en psicología, cualquier entidad hipotética de difícil definición en una teoría científica- ideológico a-científico del SAP –Síndrome de Alienación Parental- como herramienta del sistema judicial machista y patriarcal para encubrir el abuso.

Al respecto, Débora Bertone afirmó que “A pesar del cambio de paradigna, estamos muy lejos en el Poder Judicial de consagrar este derecho de manera íntegra, un ejemplo de ello es la utilización de la teoría del SAP, muy aplicada en fallos y procesos judiciales para vulnerar la voz de lxs niñxs y a la vez desacreditar o culpabilizar a la madre denunciante del abuso sexual hacia niñxs y adolescentes, sin contar los casos en que estas denuncias de abusos recaen sobre instituciones como la eclesiástica donde se activan todos los dispositivos judiciales y estatales de ocultamiento y complicidad perversa”.

En el mismo sentido, Erica Velasquez Burgos, Perito Trabajadora Social del fuero de Familia e integrante de la Comisión de Peritos de la AJB consideró que: “Las capacitaciones en perspectiva de género resultan fundamentales para repensar las intervenciones en todos los ámbitos del Poder Judicial y desde todos los roles y funciones que se desempeñan, pero lamentablemente esto solo no alcanza. La perspectiva de género implica un posicionamiento ético-ideológico, nos interpela con nuestras propias vivencias, nuestras historias, nos enfrenta a nuestros modelos de crianza vividos y a los modelos que llevamos a cabo con nuestrxs hijxs, a nuestras relaciones de pareja. Nos obliga a pensarnos, a historizarnos, a proyectarnos a futuro”

Además agregó que “A veces podremos hacerlo, otras no y nos defenderemos, aparece la resistencia o la negación como los mecanismos utilizados, pero esta resistencia no siempre es discursiva, sino que se deja ver en las intervenciones diarias y en los fallos, en la forma de hacer frente a los procesos, en el lugar que se le asigna a las víctimas y a los agresores dentro de ellos. Entonces, la perspectiva de género se vuelve solo declamatoria”.

A su vez, Osvaldo Fernández Santos expresó que “El poder judicial es el más conservador de los estamentos componentes del Estado, ejerce como garante último de lo establecido, y la instancia que tiene la función explícita de impartir justicia. Lo instituyente lo interpela como a toda institución, aunque su capacidad inercial sea mayor. A finales del siglo pasado -aun teniendo presente la cualidad tendiente a la homeóstasis- los avances sociales y científicos contra los abusos sexuales a niños, niñas, y adolescentes; la potencia democratizadora del movimiento feminista en el presente; así como la violenta reacción de los sectores que defienden la potestad patriarcal de la disposición de los niños y niñas por parte del adulto, han conmovido sus estructuras y posicionamientos”.

“Tanto en los Juzgados de Familia como en el fuero Penal de la provincia de Buenos Aires, el otrora indiscutible imaginario patriarcal, pasó a convertirse en un territorio de disputas, en el cual confrontan avances científicos contra mitos e ideologías perversas, profesionales formados con profanos e inescrupulosos en la materia, posiciones éticas en colisión con las morales e hipócritas, la implicación ante el sufrimiento contra la tecnocracia desubjetivizante. La necesariedad de las denuncias para proteger a niñas, niños y adolescentes de los abusos sexuales, cuenta en la actualidad con mayores posibilidades de un devenir justo y reparador, aún persistiendo el riesgo de la coronación de lo infausto”, finalizó Fernández Santos.

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