Basta

 

Las condiciones en las que los trabajadores desempeñan su labor cotidiana en el Instituto de Ciencias Forenses, distan mucho de ser las óptimas. Un ejemplo de ello son los laboratorios de patología, química y balística, y especialmente el polígono de tiro que no cuentan con sistema de extracción de gases. Esto genera un gran riesgo para la salud de los operadores ya que están expuestos a gases altamente tóxicos y cancerígenos, incumpliendo las normas básicas de bioseguridad.

Una clara muestra de la desidia de la que son víctimas los empleados del Instituto, es la pared de durlock que divide el polígono de tiro de la oficina administrativa de la morgue. No hace falta ser Perito para determinar los riesgos que esta situación puede generar.

Además de los problemas de infraestructura, hay incoherencias con el personal y las categorías que revisten. Todos ostentan, al menos, un título técnico y realizan las mismas tareas dentro del Instituto, sin embargo, al ingresar algunos son nombrados como Perito I y otros deben conformarse con el cargo de Auxiliar 5°.

Los trabajadores de las áreas de criminalística, necropapiloscopia e imagen forense, se ven obligados a realizar guardias pasivas no remuneradas las 24 horas, los 365 días del año. Incluso, en muchos casos se han tenido que costear gastos de movilidad, ya que no perciben viáticos en tiempo y forma.

Por último, causa gran preocupación la disolución de la Dirección de Coordinación de Institutos de Investigación y Ciencias Forenses, dependencia que desde su creación en 2008 colaboraba indirectamente brindando apoyo en temas de capacitación y crecimiento profesional de los peritos.

La AJB presentará a la Procuración General un detallado informe de los problemas del Instituto, reclamando su inmediata solución.