La dictadura persiguió a los judiciales, los encarceló, los exilió y también los despidió. Tito fue declarado prescindible por la Corte del año `76 y sufrió las consecuencias de la pérdida de su trabajo en Tribunales. La solidaridad de la conducción de la AJB en la dictadura lo rodeó y fue así que se radicó en La Plata. Una vez allí contribuyó a poner en marcha un sistema de acción social para los judiciales, dando los primeros pasos en lo que luego sería el co-seguro médico de la AJB.
En plena dictadura se sumó a la tarea por la recuperación del puesto de trabajo perdido, conformando la Comisión de Cesantes del Poder Judicial de la Provincia, y fue así que en el marco de la lucha impulsada desde la AJB se logró su reincorporación.
Ocupó diversos cargos en la Comisión Provincial de la AJB, siendo Secretario Adjunto en la conducción que encabezaba en compañero Víctor Mendibil.
En toda esa etapa profundizó el trabajo en los servicios sociales, promovió los juegos deportivos provinciales, siguió trabajando por el reconocimiento de los derechos conculcados a los despedidos durante la dictadura, compartió acciones en el marco de las luchas de la Federación Judicial Argentina y de la CGT que lideraba Saúl Ubaldini, fue un amigo de la Revolución Cubana y desde la Revista que editaba difundió notas y artículos de actualidad social y política, difíciles de hallar en los medios de comunicación tradicionales.
Militó siempre en el Movimiento Nacional Peronista y desde allí contribuyó a profundizar la unidad de los trabajadores judiciales en la AJB y en el Movimiento Obrero. También, su pasión por Gimnasia lo llevó a compartir con muchos compañeros históricas jornadas en el bosque platense.
La semana pasada nos dejó físicamente pero perdura en nosotros todo su aporte a la lucha de los trabajadores desde los años 70 hasta los primeros tiempos de este milenio.
Hasta la victoria siempre, Tito!