La titular del Juzgado de Familia N° 7 de La Plata fue denunciada por la Asociación Judicial Bonaerense y por el Procurador General de la Suprema Corte de Justicia por gravísimos hechos de violencia laboral contra el personal a su cargo.
Entre ellos: gritos, descalificaciones, presión extrema, comunicaciones hasta altas horas de la noche, delegación de funciones propias, reasignaciones permanentes de tareas, vigilancia ilegal permanente a través de las cámaras, opiniones impropias y violentas sobre la vida privada de las trabajadoras, insultos, patadas en la pared, golpes en los muebles y otras demostraciones de furia irracional. En el juzgado regía una prohibición absoluta de afiliarse al sindicato.
Los profesionales tanto internos como externos sufrían una constante degradación en cuanto a su capacidad profesional y comentarios como “que se pongan una verdulería” eran moneda corriente.
El juzgado funcionaba como una suerte de “Gran Hermano” en el cual la magistrada dedicaba casi todo su tiempo útil a controlar por las cámaras lo que se hacía en cada oficina y a hostigar al personal.
Con base en estas denuncias y por la gravedad de los hechos, la Suprema Corte de Justicia dispuso la licencia compulsiva de la Dra. Bigliardi, que continúa dictando clases en la Universidad Nacional de La Plata y mostrándose públicamente como adalid de la transparencia de los procesos judiciales, cuando en la vida real carga todo el peso de la tarea sobre los hombros del personal.
El jurado debe resolver en esta oportunidad su propia competencia para entender en las denuncias y convertir en suspensión la actual licencia compulsiva dispuesta por la Suprema Corte de Justicia.
Asimismo, debe pronunciarse sobre el pedido de desafuero planteado por el fiscal Marcelo Romero, quien espera indagar a la Dra. Bigliardi por el delito de Abuso de Autoridad entre otros delitos.
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