El próximo 8 de marzo, en el marco del día Internacional de la Mujer, la presidenta de la Suprema Corte Bonaerense, Hilda Kogan, expondrá sobre la incorporación de la legislación de género a la agenda del Poder Judicial. Compartirá escena con Rodrigo Cataldo, quien fuera denunciado por la AJB y una ex trabajadora del juzgado a su cargo por maltrato laboral.
Desde la asunción de Cataldo como titular del Juzgado Civil y Comercial N°5 de Mar del Plata, ocho personas tuvieron que trasladarse a otras dependencias. Seis de ellas eran mujeres.
Las víctimas de Cataldo sufrieron distintas afecciones en su salud, al ser sometidas a una creciente sobrecarga laboral y a la amenaza constante de ser objeto de sumarios administrativos. Fueron forzadas a renunciar a promociones en su carrera y se les negaba arbitrariamente el ejercicio del derecho a licencias, como el caso en que Cataldo impidió la asistencia a un familiar directo afectado por una enfermedad terminal.
Para Kogan, las acciones de Cataldo solo configuraron “rispideces”, conflictos inevitables ocurridos en el marco de una reestructuración legítima de la organización del trabajo impulsada por el magistrado. Al menos así argumentó al firmar el archivo de la denuncia contra el magistrado, el que todavía no se encuentra firme.
Esta postura de Kogan no es accidental, ya que ha votado en favor del juez de familia de Olavarría, Claudio García, demorando su apartamiento preventivo ante una denuncia de acoso sexual y violencia laboral sobre una trabajadora. En ese mismo caso, Kogan trasladó compulsivamente de dependencia a la víctima y denunciante, y hace pocos días avaló el apartamiento ordenado finalmente por el Jury, pero sin mencionar siquiera la violencia de género padecida por la trabajadora.
Ya en el ocaso de su presidencia, Kogan continúa negándose a regular la licencia laboral por violencia de género en el ámbito del Poder Judicial, no incorporó el cupo laboral trans ni habilitó un debate necesario en pos de consagrar licencias familiares que desfeminicen las tareas de cuidado. Tampoco generó políticas activas que permitiesen romper el techo de cristal existente en el Poder Judicial, ni habilitó espacios de diálogo para debatir seriamente los proyectos que propuso la AJB en estas materias.
En síntesis, Kogan intenta posicionarse como una ministra con perspectiva de género, pero su historial como integrante del máximo tribunal muestra que no se ha atrevido a romper el pacto de caballeros que garantiza la complicidad del Poder Judicial con el sistema patriarcal mediante prácticas cotidianas sexistas, misóginas y machistas.