Así, en primer lugar sostenemos que el 1º de mayo no sólo conmemoramos a los obreros asesinados durante la gran huelga de 1886 en Estados Unidos, sino fundamentalmente la emergencia de un nuevo poder de organización de la clase trabajadora alrededor de un reclamo unificado en todo el mundo: el de las 8 horas de trabajo, que en 1889 generaría la primera acción unificada de trabajadores y trabajadoras a nivel internacional.
Entonces, desde este punto de vista el Día del Trabajador no nos trae a la memoria un cristalizado recuerdo de la muerte, sino del nacimiento de nuevas respuestas de unidad de la clase trabajadora para mejorar sus condiciones de vida.
Este debate permanente sobre cómo las trabajadoras y los trabajadores nos organizamos para conquistar derechos o para defender los ya logrados tiene una aplastante actualidad en la Argentina de hoy.
Mientras asistimos a un proceso en el cual los derechos laborales, de la seguridad social y a gozar una vida digna se encuentran en pleno retroceso frente a los ataques del poder, debatimos cómo debe orientarse la respuesta de trabajadoras y trabajadores, dando continuidad a las intensas luchas contra el modelo que tuvieron como último hito el paro general del 6 de abril.
Es por eso que en este 1º de mayo de una etapa difícil, queremos reconocer especialmente a quienes, como esos luchadores y luchadoras de fines del siglo XIX, dedican sus días y sus noches a pensar y construir colectivamente una sociedad de iguales.
JORGE SOTELO |
PABLO ABRAMOVICH |