Diez años han pasado, y el edificio de las UFI (Unidades Funcionales de Instrucción) de Necochea es el mismo, o para ser más precisos, se le suma el deterioro que impone el paso del tiempo en una edificación extremadamente precaria: importantes partes de cielorrasos que se han caído a pedazos, muchos metros de pisos con grietas, cañerías expuestas al aire libre y sumamente deterioradas, paredes con azulejos estropeados, sumado a lo insalubre del ambiente laboral que viola las más elementales condiciones de Higiene y Seguridad.
Este ambiente deplorable de trabajo es denunciado por la AJB, involucrándose en el problema y reclamando soluciones concretas, mientras que desde la cabeza de la Procuración el desapego por las condiciones edilicias solo es comparable con el desdén respecto de las ambientes laborales con que se maneja el Ministerio Público Fiscal, marcando el deterioro de una gestión indolente e ineficiente.
Solo la contracción al trabajo de las y los judiciales sostiene -como pueden y a pesar de todo- el servicio de una justicia. El Procurador General ha demostrado incapacidad para resolver los problemas y pone permanentemente en jaque a su activo más importante: las y los trabajadores de su esfera, negándoles la carrera, derechos y condiciones; deshumanizándolos en aras de mezquinos intereses que afectan, además, a una sociedad que tampoco encuentra las respuestas esperadas. Desde la AJB denunciamos la situación y reclamamos la urgente solución.