Ruth ya era, a comienzo de los 70, una prestigiosa profesional, docente y funcionaria judicial. Como Secretaria del Juzgado en lo Penal número 8 de la Plata, encabezaba con solvencia y valentía uno de los equipos de judiciales conducidos por el Juez Omar R. Ozafrain, siempre recordado ejemplo de magistrado justo y respetuoso de los derechos de los trabajadores judiciales. Pero ese no era el límite del coraje solidario de Ruth.
El 3 de junio de l971, junto a su colega Secretario, el también ejemplar funcionario, luego Juez Federal desde junio de 1973 y víctima de la Dictadura genocida, Carlos A. Molteni, adhirió a la huelga provincial decretada por la A.J.B.
La sangrienta dictadura de Lanusse no lo aceptó. Movió a sus títeres en la Suprema Corte de Justicia de la Provincia hasta lograr que pasara por encima de toda norma legal, de los derechos laborales más elementales y de la férrea resistencia del Juez Ozafrain decretando las cesantías de Ruth y Molteni, que pasaron a ser banderas de reivindicación en todas la luchas del gremio. El triunfo llegó en agosto de 1973, cuando la nueva Suprema Corte reconoció el abuso e incorporara a Ruth a su plantel de principales funcionarios.
Las páginas de “En Marcha” dan cuenta de esa etapa memorable, ligada hasta por el calendario a la fecha de la fundación de la Asociación Judicial Bonaerense, que en pocos días habremos de conmemorar incluyendo el cariño, el respeto y el agradecimiento que guardamos por quienes, como Ruth, se sumaron solidariamente a esta construcción colectiva.