La lic. Linda Vellianitis de San Martín afirma que “que las mujeres judiciales nos encontramos dentro del marco de población de riesgo dada la conjunción de situaciones de agresión que padecemos en tanto ser mujeres y por condiciones relacionadas al ámbito y roles laborales.
Se observan altos indicadores de estrés como consecuencia de malestar en lo laboral a raíz del alto impacto emocional que implica el trabajo judicial en sí mismo, en determinadas dependencias y el grado de exposición directo cuanto indirecto.”
“La atención de casos de violencia, abusos sexuales, guardas, tutelas, adopciones, divorcios, no son fáciles de dejar en el Juzgado. Las profesionales y operadoras se reconocen desgastadas o desilusionadas, entonces si se desea preservar a este tipo de trabajadoras debería pensarse en una prevención y asistencia sobre su propia salud ya que la responsabilidad social que les compete es muy importante” afirma Melania Rómulo de Necochea.
“El riesgo se potencia en las diligencias en la vía pública,- comenta María Rosa Tonkovich de Tandil- notificando o ejerciendo el rol de oficial de justicia, llevando a cabo entrevistas en domicilio para elaborar informes ambientales, etc”. En el caso de trabajo fuera de sede se sugiere implementar el abordaje en duos o trios a los efectos de atenuar el impacto de las cotidianas situaciones traumáticas en dichas diligencias,
Si a esto le agregamos las deficiencias edilicias que conllevan la falta de privacidad y confort ; sumado a las presiones ejercidas desde roles jerárquicos que frecuentemente configuran cuadros de violencia laboral o pressing entre pares, se agregan situaciones que dejan su huella en el organismo psicofísico de las compañeras judiciales. En el caso del trabajo en sede se considera necesario optimizar las condiciones ambientales, desplegar espacios y mobiliario acordes a las necesidades de la persona y de la función y cumplimentar con las condiciones de higiene y luminosidad adecuadas.
Tanto Verónica Spoerle de Bahía Blanca como Graciela Cruz de Mar del Plata mencionan que “hay que relacionar la salud de la mujer, el stress laboral y la desatención de los mismos por parte de sanidad” más la “falta de promoción de un control anual de salud obligatorio”
Desde esta Secretaría proponemos medidas de prevención donde se contemple el desgaste psicofísico particular de las mujeres judiciales mediante chequeos anuales, implementando licencias especiales para los distintos momentos del ciclo vital (embarazo, lactancia, intercambio de licencias parentales y otras que contemplen situaciones de padecimiento de violencia en lo personal) y también espacios de supervisión institucional y/o cuidados especiales cuando se requieran.
Se considera necesario visibilizar las situaciones descriptas bregando a su vez para que cesen las presiones que ejercen algunos/as superiores jerárquicos/as mientras se propician ambientes de solidaridad y compañerismo evitando clima de tensiones y malostratos.
La decisión de proclamar el “28 de Mayo, como día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer” fue tomada en la reunión de integrantes de la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Sexuales Reproductivos realizada al terminar el V encuentro Internacional sobre salud de la mujer, en Costa rica en Mayo de 1987. Desde entonces, se conmemora el Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer con el propósito de reafirmar el derecho a la salud como un derecho humano de las mujeres al que debemos acceder sin restricciones o exclusiones de ningún tipo, y a través de todo nuestro ciclo de vida.